Vitamina E para la piel

Vitamina E_portada (1)

La vitamina E tiene múltiples beneficios para la piel. Podemos encontrarla tal cual o formando parte de materias primas como los aceites vegetales. Su interés se encuentra en su poder como antioxidante y su frecuente presencia en las fórmulas cosméticas. En este artículo hablaremos de su interés dermatológico, pero también de cómo podemos aprovechar su potencial para crear nuevos productos de cosmética natural.

¿Qué es la vitamina E?

La vitamina E es un antioxidante que puede presentarse de diferentes formas. Desde el punto de vista químico, dentro del grupo de la vitamina E se engloban varias estructuras:

  • Tocoferoles: a (alfa), β (beta), δ (delta) y γ (gamma).
  • Tocotrienoles: a (alfa), β (beta), δ (delta) y γ (gamma)

Estas denominaciones alfa, delta,… hacen referencia a los radicales que pueden encontrarse unidos al núcleo cromanol de la molécula base tocol (en el caso de los tocoferoles) o trocotrienol (en el caso de los tocotrienoles).

Los más utilizados en cosmética son los tocoferoles y derivados de estos como el acetato de tocoferol. Los tocoferoles se encuentran en la naturaleza sobre todo en las semillas de plantas como el girasol, el sésamo o la aceituna. El análogo mayoritario en la naturaleza es el γ-tocoferol. Los tocotrienoles son menos abundantes en el reino vegetal.

La vitamina E, en concreto los tocoferoles, pueden extraerse directamente de aceites vegetales aunque también pueden obtenerse de forma sintética.

Propiedades de la vitamina E en la piel

La vitamina E se encuentra de forma natural en la piel, mayoritariamente en la epidermis, donde ejerce un papel protector del daño oxidativo. Los procesos oxidativos a los que se expone la piel son una de las causas principales del envejecimiento cutáneo.

En la piel se pueden formar radicales libres por procesos internos (la propia respiración celular por ejemplo) o por agentes externos. Entre estos últimos está la polución, la radiación solar y otros factores relacionados con el exposoma. En este sentido, la alimentación será también importante a la hora de mejorar los mecanismos antioxidantes de la piel, ya que la vitamina E presente en la epidermis y la dermis se obtiene directamente de la dieta.

Desde un punto de vista cosmético, la vitamina E por puede actuar en la piel para reducir la producción de radicales libres. Por tanto sería un buen candidato en formulaciones antiaging. Sus características lipofílicas favorecen una adecuada absorción a nivel cutáneo, lo que facilita su función. De los ocho análogos de la vitamina E, la forma más activa sería el alfa-tocoferol.

Vitamina E_piel

La vitamina E también tiene capacidad protectora de los daños inducidos por la radiación ultravioleta. En algunos estudios se ha visto una acción en la mejora del aspecto de arrugas y manchas propias del fotoenvejecimiento de la piel. A pesar de ello, no debemos olvidar que la mejor forma de prevenir el fotoenvejecimiento es el uso de protector solar. De hecho la vitamina E que tenemos de forma natural en la piel, protegiéndonos, desciende bastante por la radiación solar. Por este motivo (y otros muchos) la fotoprotección sería fundamental. La vitamina E nos puede ayudar en productos cosméticos para después de la exposición solar. Para “reponer” y para ayudar en la reparación de los daños solares.

En cuanto a su función como emoliente o reparador cutáneo no hay resultados remarcables. En muchos casos la capacidad de hidratación, disminución de TEWL y mantenimiento de la integridad de la emulsión epicutánea está vinculada al vehículo utilizado. También hay algún estudio que relaciona a un derivado hidrosoluble de la vitamina E (el Sodium dl-α-tocopheryl-6-O-phosphate) con el aumento de los niveles de ceramidas en el estrato córneo.

En resumen, la función principal que podríamos atribuir a la vitamina E es la de antioxidante por su capacidad de inhibición de la peroxidación lipídica. Y esto lo podríamos usar para cosméticos antiedad y reparadores del daño solar.

Los derivados de la vitamina E como la forma acetato necesitan de su conversión a vitamina E en la epidermis para logar una acción eficaz.

La vitamina E como materia prima en cosmética

Bajo la nomenclatura INCI Tocopherol se engloban las 4 formas (a, β, δ, γ) de los tocoferoles. Hay proveedores que indican de qué análogo se compone su producto. Lo ideal es que sea una mezcla de los cuatro. Estas mezclas pueden venir vehiculizadas en algún aceite vegetal para facilitar la incorporación a la fórmula.

Los tocoferoles, como hemos comentado en el apartado anterior, son moléculas lipofílicas, por lo que son prácticamente insolubles en agua y solubles en aceite y otros solventes apolares. La vitamina E (INCI: Tocopherol) se presenta como un líquido viscoso de color amarillento a ámbar. Su viscosidad hace difícil su manejo en el laboratorio, sobre todo si tenemos en cuenta que se suele emplear en porcentajes no muy altos. Por su naturaleza química, tiene tendencia a desestabilizarse en la exposición a luz y aire. Por ello se suministra en frascos opacos o topacio. En el almacenaje y conservación de la materia prima habrá que tener esto en cuenta, dejar el producto protegido de luz, aire y fuentes de calor.

También se puede encontrar la vitamina E en forma de Tocopheryl acetate. Se presenta también en forma de líquido viscoso y la solubilidad es similar. Sin embargo la estabilidad a la degradación por la luz y el aire es mayor. Se utiliza cuando el objetivo de usar la vitamina E como activo antioxidante para la piel, no como protector de la degradación del componente oleoso de nuestra fórmula. Según algunos estudios, el acetato de tocoferilo se convierte a la forma activa tocoferol en la piel, donde ejerce su acción. También se pueden encontrar otros derivados de la vitamina E como el Tocopheryl succinate o el Tocopheryl linoleate entre otros.

¿Cómo incluirla en nuestras fórmulas?

Vitamina E como protector antioxidante de la fórmula

En la mayoría de las fórmulas que se estudian en el curso de iniciación a la formulación se utiliza la vitamina E como antioxidante y protector de la degradación de la fórmula. Actúa evitando la oxidación de las grasas. Este proceso de oxidación es indeseable ya que, entre otras cosas, da lugar a enranciamiento que hará que el producto pueda tener un aspecto y olor desagradables. El proceso de enranciamiento no siempre es inmediato, por ello para saber si estamos haciendo una buena estrategia antioxidante en nuestra fórmula debemos hacer ensayos de estabilidad.  Una dosis entre el 0,5 y el 1% suele ser suficiente para disminuir el enranciamiento de la fase grasa. La dosis adecuada depende principalmente del porcentaje de fase grasa que incluyamos en la fórmula, pero también tendremos que tener en cuenta otros factores como el tipo de envase en el que irá finalmente el producto.

Vitamina E_formulación

La vitamina E debe ir en la fase oleosa. Para proteger a los aceites de la oxidación, la vitamina E deberá añadirse junto con todas las grasas durante el proceso de elaboración. Muchos de los métodos de elaboración de productos cosméticos necesitan calor. Es posible que parte de la vitamina E expuesta a alta temperatura se degrade. Por ello puede ser necesario se adicionar un poco más de vitamina E a la fase oleosa en el momento inmediatamente anterior a la formación de la emulsión. Si lo que estamos formulando es un producto anhidro, esta adición “adicional” de la vitamina E se hará en la fase de enfriamiento, por debajo de 40°C.

Como decía anteriormente el manejo de la vitamina E en el laboratorio puede ser tedioso. La viscosidad del líquido puede dificultar la pesada. Se recomienda que el frasco esté a temperatura ambiente. Si se hace a pequeña escala, el uso de dos espátulas puede ayudarnos a ser más exactos en la medida. No aconsejamos el uso de pipetas, ya que el líquido no subirá bien.

En cosmética natural usamos muchos aceites vegetales y mantecas. La mayoría son sensibles a la oxidación. Por ello remarcamos la importancia de una buena estrategia antioxidante en la fórmula y hacer ensayos de estabilidad. Esto puede ahorrarnos tiempo y problemas con la fórmula a largo plazo.

En ocasiones los aceites vegetales pueden venir “autoprotegidos” con vitamina E. De ser así, vendrá detallado en la ficha técnica de la materia prima.

Vitamina E como activo antienvejecimiento

Si queremos añadir la vitamina E como activo antienvejecimiento y protector del fotodaño en la piel, se podría hacer a dosis de entre 0,1 y el 1%. En este caso la añadiremos en la fase de enfriamiento, para evitar su degradación en la medida de lo posible.

Se sabe que la vitamina E y la vitamina C forman una combinación sinérgica. Esto es así porque la vitamina C es capaz de regenerar a la vitamina E tras su oxidación. Para que se entienda mejor, la vitamina E cuando ejerce su acción como antioxidante, se oxida. La vitamina C la devuelve a la forma no oxidada (oxidándose ella). Aun así, ambas vitaminas en sus formas básicas son bastante inestables a las condiciones ambientales. La adición de ácido ferúlico podría mejorar la estabilidad. Otra estrategia puede centrarse en la elección de un envase monodosis (no muy sostenible a nivel medioambiental) o tipo airless.

Además de poder añadir la vitamina E en forma de mezcla de tocoferoles, como alfa-tocoferol aislado, como derivados tipo acetato u otros,… podemos tener vitamina E en nuestra fórmula añadiendo aceites vegetales ricos en esta vitamina. Los más destacados son el aceite de germen de trigo y el aceite de girasol.

Vitamina E_germen trigo

En Mentactiva podrás aprender más sobre piel y formulación cosmética. Además puedes ampliar conocimientos sobre ensayos de estabilidad, tan necesarios para asegurar el éxito de tu producto.

Recursos

1. Safety Assessment of Tocopherols and Tocotrienols as Used in Cosmetics. [Internet] [Consultado 4 septiembre 2020] Disponible en: https://www.cir-safety.org/sites/default/files/tocoph122013TAR.pdf
2. Thiele JJ, Traber MG, Packer L. Depletion of human stratum corneum vitamin E: an early and sensitive in vivo marker of UV induced photo-oxidation. J Invest Dermatol. 1998;110(5):756-761. doi:10.1046/j.1523-1747.1998.00169.x
3. Keen MA, Hassan I. Vitamin E in dermatology. Indian Dermatol Online J. 2016;7(4):311-315. doi:10.4103/2229-5178.185494
4. Nada, Aly & Zaghloul, Abdelazim & Hedaya, Mohsen & Khattab, I. (2012). Stability of vitamin E and vitamin E acetate containing cosmetic preparations. Journal of Global Pharma Technology. 4. 1-8.
5. Pons, LlorenÇ. (2001) Los antioxidants biológicos y su difícil formulación (II). Offarm. 20 (10): 162-165. https://www.elsevier.es/es-revista-offarm-4-articulo-los-antioxidantes-biologicos-su-dificil-13021241
6. Castaño Amores, C., & Hernández Benavides, P. (2018). Activos antioxidantes en la formulación de productos cosméticos antienvejecimiento. Ars Pharmaceutica (Internet), 59(2), 77-84. doi:10.30827/ars.v59i2.7218

Escrito por María José Gea. Tutora de Mentactiva.

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